Conexión Música y Religión

Hoy tenemos una colaboración especial para hablarnos de la conexión entre la música y la religión a cargo de bibliasagradaonline.net

Esperamos que os guste.

Dada la cercana conexión entre los conceptos musicales y religiosos, una definición no religiosa de la música podría ser imposible. Por ejemplo, una definición común de la música como un “sonido empapado con humanidad” entra en conflicto con amplias creencias religiosas que indican que la música no está creada por lo humano, sino por lo divino.

Para aquellos miembros que practican esas tradiciones musicales, o al menos, poseen la creencia de que la música religiosa tiene su origen en los dioses o los demonios, la idea de que la música tiene un origen humano habría sido el máximo dogmatismo materialista del occidente, a pesar de que pueda parecer una posición neutral para el que es ajeno a estos temas.

Incluso definiciones tan simples como la definición “arte de los sonidos” trae consigo implicaciones etnocéntricas y religiosas. En muchos contextos religiosos la música no es tanto un “arte” expresivo sino una tecnología para producir resultados prácticos, que van desde el almacenamiento y retiro de información contenida en las narrativas y enseñanzas religiosas memorizadas a través de las canciones, a la atracción de los animales durante las cacerías, el aumento en las cosechas, la cura a las enfermedades, la comunicación con lo divino, las suplicaciones, y el control de varios niveles de experiencia psicocósmica. Mientras que la belleza estética podría ser o no ser una parte integral en tales usos, la expresión individual tiene muy poca influencia en ellas y podría ser perjudicial para alcanzar los resultados deseados.

El concepto de la música como un “arte” se remota a la ideología europea basada en la santidad de la autoexpresión y el individualismo, sostenida en las nociones grecas y judeo-cristianas del ego, el ser y el alma. En algunas tradiciones, la música es antitética a la propia noción de un ser o un alma. Un grupo de textos budistas observa la música como la personificación arquetípica de la impermanencia y casualidad condicionada, dependiente de los recursos y condiciones externas, para poder demostrar que no existe algo como el ser individual.

Por otro lado, los estudiosos occidentales tienden a ver la música, al menos en sus formas más puras, como fundamentalmente independiente de las causas y condiciones externas: marcan un límite muy pequeño entre los elementos “extramusicales” como el simbolismo, la función, el propósito, etc., y la “música como tal”, la cual se supone que consiste en arreglos de tonos. Este entendimiento parece reflejar los conceptos religiosos europeos post-renacimiento de un alma autónoma e inviolable que se encuentra contenida en el cuerpo de un individuo.

Tal vez refleja también conceptos económicos pos feudales del emprendimiento de la libertad individual, al igual que el concepto budista de la impermanencia de la música al surgir de combinaciones temporarias de causas y condiciones, siendo un reflejo de las creencias básicas budistas.

Puede que el sonido ni siquiera juegue un rol decisivo en los conceptos religiosos de la música, o al menos no en un sentido técnico.

Cuando los fundamentalistas musulmanes prohibieron las grabaciones de música popular occidental, y cuando los fundamentalistas cristianos las quemaron, no estaban reaccionando necesariamente a las estructuras melódicas o de acorde que constituían la esencia de la música para el espectador orientado hacia lo técnico.

La “música de las esferas” influenciada por los primeros compositores cristianos no era sonido en el sentido de ondas físicas propagadas en un medio físico, y en la percepción del budismo tibetano la música consiste tanto en la “música presente de verdad” producida por voces e instrumentos, y la “música producida mentalmente”, percibida e imaginada por cada oyente, teniendo diferentes resultados en base a las diferencias individuales en la experiencia, destrezas e imaginación.

Las tradiciones religiosas han cambiado y ya no suelen concebir que la música consista en sonidos y en lo “extramusical” más de lo que conciben que una persona esté formada por el cuerpo físico y lo “extrapersonal”.

Por lo mismo, incluso la definición más básica de música va a ignorar o negar los aspectos esenciales de la música como la perciben muchas religiones, mientras que etiquetas como “simbolismo”, aplicadas a aspectos no acústicos, podrían ser percibidas como erróneas o incluso ofensivas desde la perspectiva del creyente.